miércoles, 25 de enero de 2012

¡Y YO QUÉ COÑO SÉ!


Te pienso en una noche en que no parece existir nada más. Te recuerdo, y tu recuerdo me calma y me excita a la vez, me gusta, me atrapa, me distrae, me satisface…Me todo.
Mis dudas son patentes , pero quién sabe , puede que algún día estén en tus manos, mientras las mías sujeten tus penas. Puede que también algún día, en algún lugar estemos juntos, aunque no será pronto…sigo pensando que no encajas en mi vida, al menos tal como la he concebido hasta ahora.
Cuando pienso en cómo hemos llegado el uno al otro, me vienen a la mente ideas que tampoco encajan con las mías. Soy una especie de pseudocientífica pensando en términos metafísicos...¿Hay alguna intención cósmica que subyace a nuestras vidas? Si así fuera, una cosa es cierta: si bien el universo no es lógico, al menos tiene un gran sentido del humor.
Has estado ahí, pero no como cualquier persona a quien conoces por azar; has estado literalmente ahí (relativamente cerca de mi vida) durante todo este tiempo. Sólo que, para ser franca, tu apellido sonaba tan amenazante como para un Capuleto un Montesco.
Me gusta casi tanto como me desconcierta…he de admitir que necesitaba un soplo de aire fresco, se podría decir que no he sabido lo que buscaba, y ahora sé que no es algo fabricado en serie.
Me sorprende pensar en cuántas cosas cuadran y descuadran, las cosas que pierden y ganan importancia. Las habilidades, los conocimientos, el carácter, el saber hacer…¿Son en realidad las cosas superficiales que en realidad importan? Hay algo que nadie me ha enseñado hasta ahora:  A ir despacio.
De repente estoy en un restaurante, unos chillidos estridentes de unos críos llorando me ponen de mala leche. Mis iguales, los hasta ahora “aceptables” hubieran alimentado esa mala leche, y yo hubiera podido valorarlo, sintiéndome comprendida en contra de la mala educación actual, del mal papel que ejercen los padres del niño…Sí, y el resto de la tarde se podría haber convertido en un debate político. Pero no. Tú lo encuentras algo divertido e intentas hacerme entender que sólo son críos, justo antes de contarme cómo tu padre te daba lecciones y te examinaba sobre tus conocimientos de educación vial, justo cuando noté lo entrañable que te resultaba tu propio recuerdo.
Me enseñas a ir despacio al ser tú, al mostrarte como eres, al no intentar ser perfecto, al admitir tus debilidades, al no intentar aparentar lo que no eres, y al no andarte con un montón de gilipolleces que detesto.
Para acabar con las gilipolleces impropias de este rincón (por las cuales pido perdón a los lectores. Juro que será la última) he de admitir algo indigno: Estoy escuchando “Canción sin emoción”, la cual me echará una mano en los siguientes párrafos (denigrante, lo sé).
Sé que te gustaría que etiquetase estas emociones con un “te quiero” pero…¿Qué le digo yo a mi alma si mi canción no está terminada? Desde mi posible incapacidad no hay palabras que describan las emociones nuevas de una forma exacta. Hubiera sido tentador mostrarme de otra forma o, lo que es para mi entender “venderme” un poco mejor. Algo así como haberme auto otorgado la categoría de una mujer emocionalmente estable, o intentar disfrazar mi inestabilidad bajo una especie de persona súper especial. Todo para explicar que soy una golfa, sin más, que puedo llegar a ser como esos hombres de quienes se quejan el 90% de las mujeres. O lo que es peor, algo así como intentar emborracharte con palabras bellas y esclavas que me hiciesen parecer a tu entender interesante y ofrecerte un aspecto de espontánea a todas horas…Sí, posiblemente podría haber hecho más. Pero esa, lamentablemente, no sería yo.
Posiblemente si tuviera dotes artísticos sobre el amor podría haber escrito algo más completo, pero ambos sabemos dónde están mis límites, yo encuentro auténtica belleza en el sexo, en las miradas, en los gemidos. Tiene gracia, al final no somos dan diferentes equiparándolo a una religión.
Yendo despacio…cauta y…en definitiva, a mi manera, responderé a todos quienes me preguntan a dónde me dirige todo esto o a quienes me hablan de monopolios: ¡Y yo qué coño sé!

jueves, 5 de enero de 2012

EN ESTADO PURO











Y lo dejamos aquí...finalizamos en este punto. Un año, justo un año en que todo ha cambiado en mi vida, ya no mi perspectiva, que con pequeños matices se ha mantenido estable desde mi adolescencia, si no mi forma de prodecer. No pienso ser lo correcto cuando ello implique no ser feliz, no quiero que mis familiares se sientan orgullosos de mí sin que yo pueda vivir a mi manera...Eso no.
Basta de fingir, basta de dudas, "aguanta el tipo y anda", me repito una y otra vez...y allá voy, temblando, con temor a perderme por el camino, pero con la firmeza con que un gladiador se enfrentaba a su adversario delante del populacho, con la única diferencia de que yo soy más Espartaco que Teocles, ya que no busco el clamor, sino la libertad.
Viviendo en una sociedad con normas implicíticas, sustentadas más en la tradición que en la razón y la psique yo no digo "no".
No me conformaré con menos, pero sí intentaré redefinir el calificativo "menos".
No soy celosa, no tengo que serlo, no quiero serlo y no voy a integrarme en una charla al respecto, no voy a criticar a una mujer guapa que no ha cometido más delito que serlo.
Prometeré lealtad, pero jamás fidelidad porque he descubierto que, más allá de los maquillajes y tacones (accesorios que me interesan lo justo y necesario), soy una mujer coqueta, a quien le gusta agradar, que quiere sentir siempre la novedad, que no quiere dejar de vibrar, o quizás quiere aprender a vibrar.
No me disculparé por ser como yo soy y mucho menos accederé al imperativo categórico de la monogamia  de boca que practican  o dicen practicar los inseguros que no son capaces de enfrentarse a sus propias miserias, que no pueden mirarse al espejo y decir "quiero algo más, tengo ganas de alguien que no es mi pareja y no soy mala persona por ello" y ,por supuesto, no cabe mencionar, que si no se lo dicen a sí mismos ¿Cómo van a ser capaces de decírselo a sus parejas?
Cuando llegue mi momento, si es que llega, quiero un amigo, un compañero, un amante, un cómplice, quiero que tengamos secretos, pero secretos nuestros, porque no tiene nada de mala la individualidad.
No tiene nada de malo tener tu parcela y dejar de lado esa absurda idea de ser una mitad, sinó formar parte de un todo como una unidad propia, independiente, complementada por otra unidad, pero jamás hablando de mitades...¿Cuántos de nosotros se va con esa mitad que dejamos por el camino?
Nuestras pasiones, nuestros deseos, ambiciones, nuestros sueños, nuestras perversiones...No...No seré yo quien las pierda.
No sé en qué punto estoy, sé que no soy una santa y tampoco soy una puta (y no me refiero al sentido literal de palabra). Sé quién soy, soy una mujer, quiero seguir siéndolo toda mi vida, cueste lo que cueste y aceptando a las personas que me recuerden lo mujer que puedo llegar a ser, y así es, guste o no te guste, así es.
Quizás necesito que me entiendan, que no se tomen mis  palabras como "Menudo chollo", ni tampoco como "Menuda desviada". Supongo que para mí entender mi propia forma de sentir es fácil, aunque también entiendo que no es fácil hacerlo entender.
Sobre todo, si entras en mi vida, no lo hagas para tener que pedirme perdón en el futuro por haberme pedido algún dia que no fuera yo misma, ya que ésta soy yo, sin más dilaciones.
No es mi mejor carta de presentación, puede que sean sólo mis propósitos para continuar así el nuevo año, o puede que una declaración de intenciones...
¡Yo qué coño se!