sábado, 17 de diciembre de 2011

YO, MEZQUINA




Buenos días, me presento: Soy una auténtica y vulgar mezquina.
Soy mezquina cuando pienso, soy, ante todo mezquina instintivamente cuando siento y, lo más preocupante es que empiezo a ser mezquina, cínica y prepotente cuando me expreso.
Nací y me crié en el seno de una familia analfabeta funcional, adjetivo que puedo atribuirme hasta la edad de unos ocho o nueve años.
Lo recuerdo como si fuera ayer. Había días, en el colegio, cuando era pequeña en que no cesaban las críticas de los profesores hacia mi persona "Habla bien" "Escribe bien" "Las expresiones que utilizas con incorrectas" "Ningún niño habla tan mal en el aula"...La sensación era dolorosa, me causaba rabia e impotencia.
Odiaba a quienes me increpaban, supongo que porque me sentía inferior a ellos; odiaba a mi familia por haberme hecho como era. Tal vez suene extraño pero en el fondo me odiaba también a mí misma, tanto por mis limitaciones como por odiarles a ellos.
Un buen día lo decidí, así de crudo…Tenía 9 años y debía decidir, y era de parte de los profesores de quienes me pondría, lo que supondría, obviamente inhabilitar a mi familia para tener en cuenta cualquier tipo de opinión que me diesen. Dejé de valorarlo y me centré en ser lo que soy, unos veinte años después.
Ahora soy una persona competente, ambiciosa, con un buen currículo académico, no soporto las faltas de ortografía, no soporto que alguien se exprese mal (puedo afirmar que automáticamente me deserotiza), no soporto las redundancias. No soporto, no soporto, no soporto...en eso me he convertido. En una especialista en no  tolerar, en alguien que tiene sentimientos negativos cuando considera que alguien es inferior (infraseres, les llamo) en cualquier aspecto. Y no me justifico, no tengo perdón. Soy consciente.
Tengo muy claros ciertos ítems y cualquiera debe cumplirlos para entrar en mi vida, incluso para meterse entre mis bragas, hasta que un buen día me digo: "De acuerdo, filtras hasta que puedes soportar algo, pero, el hecho de soportar algo, que no te ponga de los nervios, que reúna todos los ítems que creías necesarios ¿Eres feliz?".
Triste y jodidamente la respuesta es "NO". Yo tengo muchas cosas, pero no vibro. Siento, es cierto, siento, quiero, tomo cariño, doy abrazos...pero no vibro. Puede que sea la típica etapa de la mujer que está cerca de los treinta y empieza a plantearse todo que ha hecho en su vida y, sobretodo, lo que no ha hecho. Pero el caso es que nunca le había dado importancia al hecho de no vibrar, hasta ahora.
Esa idea retumba y retumba en mi cabeza sin dejarme pensar en otra cosa, sin dejar que me concentre. Y lo busco, admito que lo busco sin cesar, pero no lo encuentro. Puedo finjir engañarme idolatrando a la gente que me empeño en que me interese, pero no sé que, en el fondo, muy fondo, que no me harían vibrar. Quizá sí sexualmente, pero no sonaría música de fondo, no sentiría mariposas y, lo más importante, podría follarme sus cuerpos, pero no sus mentes. Quizás yo sea eso, una follamentes.
Ahora exijo un poco más. Ya no sólo quiero que reúnan mis ítems impuestos, quiero que no sean mediocres, emocionalmente hablando, quiero que sean soberbios, que tengan una visión sobre el mundo que me sorprenda, que admire...como el pobre lector (al que sé que le estoy dando la brasa) se habrá dado cuenta, no tengo ni idea de lo que quiero.
Una cosa es cierta, cada vez tengo más claro lo que no quiero, y es dejar de ser una mezquina.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL NOVIO DE MI HERMANA











Me parece degradante, asqueroso, indigno, propio de una traición…puede que por eso acabase tan sumamente excitada porque, haciendo honor al gran Woody Allen, el sexo es sucio si se hace bien.
Por obras en mi casa tuve que mudarme un par de meses a casa de mi hermana Mila, alguien especial para mí, con quien mantengo una magnífica relación. Ella vive con su novio, Álex, un chico imprevisible, descarado, no demasiado cordial, pero, al fin y al cabo, buena gente y atractivo.
Los días transcurrieron con normalidad, intentaba no molestar, me levantaba con el mayor silencio posible, desayunaba fuera de casa e iba a la oficina. Volvía antes de la hora de cenar y ése era el momento en que disfrutábamos de la cena los tres mientras charlábamos.
No sabría decir lo que pasaba, pero casi sin darme cuenta, mi relación con Álex se fue volviendo más agradable. Hablábamos de muchas cosas, un día vino a buscarme a la oficina…en fin, tengo que admitir que, puede que inconscientemente, empecé a arreglarme más…sigo diciéndolo…no sabría definirlo.
Miradas, sonrisas, largas conversaciones hasta las tantas de la madrugada, mis pijamas cada vez más pequeños y aquellas largas noches deslizando mis manos por todo mi cuerpo imaginando que eran las suyas. Empezó a excitarme, y debo admitir que el hecho de que fuese el novio de mi hermana, aunque lo sabía perverso, me ponía cachonda hasta puntos inimaginables.
Empecé a masturbarme con frecuencia, prácticamente todos los días pensando  en lo que podría suceder, pensando en besar tu boca, su cuello, dirigir sus manos para que agarrase con fuerza mis pechos…pensaba incluso en él follando con mi hermana y aquello también me excitaba.
Un día mi hermana me llamó por teléfono y quedamos para comer  cerca de mi trabajo.”Tengo algo urgente que comentarte y debe ser a solas”, me dijo.
 Tenía planeado irse un fin de semana fuera (no quiso especificarme el motivo) pero sí me pidió un enorme favor. Álex no debía enterarse de que era ella quien se iba, tenía que pensar que quien se iba era yo ¡Claro, he olvidado especificar que mi hermana y yo somos gemelas y además sin distinción alguna físicamente! Las dos somos morenas, ojos marrones, ambas somos delgadas, tenemos grandes pechos…todo igual, incluso el mismo corte de pelo, aunque con distinto peinado, nada que no tuviese arreglo.
La conversación se produjo más o menos de la siguiente manera:
-Natalia, tienes que hacerlo, por favor, no preguntes.
-¿Y cómo coño quieres que finja ser tú? No sé cómo os comportáis el uno con el otro a solas…¿Pero qué quieres, que me lo acabe montando con tu novio o qué?
-Tranquila, no me voy hasta la semana que viene y te diré todo lo que tienes que saber. Cuando me vaya, supuestamente te habrá venido la regla, estarás rara y no tendrás ganas de sexo. Álex es sumamente comprensivo con eso, no habrá ningún problema. Además, puede ser divertido.
-Mila…es que no me veo capaz, puedes explicarme cosas en una semana pero no soy tú, no me comporto exactamente igual que tú…
-No me jodas, nadie notaría la diferencia, ni siquiera él, andaaa por favorrrrrrrrr.
-Está bien, cuando vuelvas me lo contarás todo, me dirás dónde has estado y por qué me estás metiendo en esto. Ése es el trato, dejando aparte que me debes un favor enorme.
-Acepto, es justo, cuando vuelva te lo contaré todo y, por descontado, te debo una hermanita. Lo primero que tienes que hacer cuando me vaya es ir a la peluquería…
En fin, me dejé liar por ella, no sé si por hacerle el favor o por hacerme la ilusión de ser la novia de Álex durante un fin de semana…Por suerte, lo sabía todo sobre mi hermana: sus gustos, preferencias, carácter, temperamento, manías…Por desgracia, a quien no conocía tan bien era a Álex, a quien se suponía que debía conocer perfectamente para interpretar ser su pareja, y más en fin de semana, que es cuando no se trabaja. “Que sea lo que Dios quiera”, pensé.
A lo largo de la semana estudié rigurosamente a Álex, su carácter, su forma de moverse…mi hermana me explicó meticulosamente  todo lo que debía saber.
Por fin llegó el día y mi hermana, haciéndose pasar por mí con una gran destreza, fingió irse un fin de semana con unas amigas a una casa de campo. Mientras Álex pensó que me acompañaba al aeropuerto yo no dejaba de caminar de un lado para otro, con esos jodidos tacones de Mila, esa ropa provocativa una talla por debajo de la nuestra…Y volvió a casa:
-Hola cariño ¿Cómo estás?
-Bueno…no demasiado bien, creo que va a bajarme la regla…ya sabes que no me pongo demasiado bien en estos días.
-¿Te preparo la infusión que te calma el dolor?
-¡Claro, muchas gracias amor! –le dije – Joder, odio esas malditas infusiones que toma Mila, empezamos bien…
-Mientras me preparas la infusión pondré pasta a hervir e iré preparando la cena.
-Genial ¿Me la haces con esa salsita que tanto me gusta?
-Claro cariño, pensaba hacerlo (lo tenía perfectamente grabado en la cabeza, Mila no obvió detalle) ¿Una copa de vino tinto mientras tanto?
-Sí…¿Qué te parece si nos ponemos un poco a tono esta noche?
-Mi amor…con la regla…no creo que me siente muy bien.
-Venga, sólo una copa de vino y un poco de Marihuana…(De puta madre…el vino aun puedo soportarlo pero como fume hierba acabaré colocadísima, no suelo fumarla…siempre le dije a Mila que dejase esa mierda…)
-Está bien cariño, pero sólo eso.
Alex fue a darse una ducha y pude tirar por el fregadero esa asquerosa infusión (un problema menos). Preparé la receta lo mejor que pude, puse la mesa exactamente como lo hace mi hermana, exactamente igual que mi madre.
Cuando volvió al comedor, la cena estaba lista y la serví, lo que no esperaba es que me soltase un beso de tornillo antes de sentarse. Por un instante parecía que mis bragas hubieran saltado del río Nilo directamente a mi vagina…pero mantuve la compostura. La cabrona de mi hermana me dijo que cuando ella tenía la regla él ni se le acercaba porque sabía que estaba irascible. No lo entendí, pero repito, mantuve la compostura.
Acabamos la cena, mi hermana nunca cena con vino, prefiere el agua, más bien le gusta tomarse una copa de vino después de cenar mientras se coloca con esa hierba de los cojones, así que eso debía hacer yo. Y así lo hice.
-Ven cariño, te dolerá la tripa, deja de hace un masajito, túmbate sobre mí e intentaré relajarte.
-Oh, no es necesario, puedo hacerme un masaje en círculos por la barriga, vienes cansado, no te molestes.
-Sabes que no me molesta, ven aquí tonta.
-Está bien
Empezó a masajearme la barriga, lo cual no calmaba un dolor que no tenía, más bien me calentaba más y más por momentos.
Cuando empecé a relajarme, meditar y pensar que sólo era un masaje, se produjo un imprevisto: colocó las manos en mis pechos. “Pues no parece que los tengas hinchados cariño, normalmente se te ponen enormes cuando te viene la regla ¿Te duelen”.
“Oh no, para nada, esta vez por suerte no me duelen” le contesté casi teblando “lo que es cierto es que me molesta un poco, por sí solas no me duelen pero si me las tocas me molesta un poco”. Perfecto, siguió con la tripa.
-¿Otro porro nena?
-¿Otro cariño?
-Venga…uno más…
-No, no me apetece demasiado.
-Venga, uno a medias.
-Está bien, pero no más.
Mientras él preparaba el porro fui al baño a llamar a mi hermana:
-¡Joder! Respeta que estás irascible…ya me he dado cuenta con el morreo que me ha soltado.
-¿Cómo? Jajaja
-Punto uno, no te rías. Punto dos, he estado a punto de tener que tomar esas jodidas infusiones que te van bien para la regla y que yo odio, por suerte he podido tirarla por el fregadero. Punto tres, me está masajeando la tripa, ya que por lo visto, a ti te encanta que él lo haga. Punto cuatro, me ha tocado las tetas para comprobar si estaban más hinchadas con la regla y se ha dado cuenta de que no…Punto cinco, estoy fumando porros para parecer tú ¡Joder, te he dicho mil veces que dejes esa mierda!
-Lo siento hermanita, jajajaja….ejem…lo siento…Haz exactamente lo que yo te diga.  Acábate el porrito y dile que te ha venido un sueño espantoso, que no te encuentras bien y deseas ir a la cama, tómate una pastilla para dormir.
-¿También tengo que meterme tus asquerosas pastillas? Milaaaaaaaa… me encantas, pero no me gusta ser tú…
-¿Prefieres eso o follarte a mi marido?
-Las tomaré.
-De todos modos es extraño, te juro que no te mentí cuando te dije que Álex me deja a mi aire cuando tengo la regla.
-Lo que tú digas, te cuelgo antes de que note que tardo mucho.
Lo cierto es que mi hermana no se caracterizaba por mentir, de modo que algo extraño estaba sucediendo ¿Tenía Álex el fin de semana menos respetuoso y empático de su vida? Volví al salón.
Se había puesto cómodo, simplemente con una camiseta blanca de manga corta y unos bóxers…¡Madre mía!
-Ten cariño, con lo que has tardado me he fumado casi la mitad ¿Te encuentras bien?
-Pues no mucho, la verdad, me lo acabo y, si no te importa me voy a la cama. Me tomaré una diazepán a ver si me quedo dormida rápido. Quédate un rato aquí si quieres leyendo o viendo la tele. Enserio, no me importa.
-Deberías dejar esas pastillas (“eso digo yo”, pensé), pero esta noche no te diré nada porque te sientes mal. De todos modos iré contigo a la cama, estoy algo cansado.
-Ah, como quieras.
Me acabé el porro y colocada perdida me fui a la cama con Álex. Me tomé la dichosa pastilla en la cama y me dispuse a dormir de espaldas a él. Me abrazó por la espalda y colocó su cuerpo junto al mío. Podría afirmar que sólo con eso experimenté el momento más excitante de toda mi vida, al menos hasta entonces…
A las nueve de la mañana sonó el despertador. Le vi, le miré, estaba estupendo, sexi y morboso. Me hubiera puesto entre sus piernas y le hubiera despertado con una felación, pero de nuevo, me contuve…
Fui al baño y me masturbé pensando en ello, en haberle despertado chupándosela hasta que se corriese en mi boca…uffff…no necesité mucho tiempo para correrme.
Pasamos el día fuera, fuimos a dar un paseo por unos mercadillos por la mañana,  comimos en el restaurante favorito de mi hermana y por la tarde hicimos unas compras. La verdad es que fue un día más que agradable, me gustó cogerle de la mano, pero lo mejor era cuando se acercaba y me abrazaba por detrás…notaba su pene clavado en mi trasero y me sentía en estado de éxtasis.
Decidimos cenar algo ligero en casa, filete a la plancha y ensalada de tomate y queso fresco. Si he de ser sincera ese día prácticamente olvidé que debía aparentar encontrarme mal, ya que disfruté tanto de su compañía que no pude evitarlo, de modo que también disfrutamos de una entretenida y dinámica cena. Él se ofreció a fregar los platos y recoger la mesa, de modo que fui a la habitación de mi hermana para ponerme cómoda.
Cuando bajé, tenía preparadas dos copas de vina y un porro preparado. Ese día me importó menos…incluso me apetecía, no había pasado un día tenso. Tomé la copa de vino y  los porros vinieron uno tras otro, tas otro, tras otro. Mientras tanto, empezamos sentirnos bastante colocados, reímos a carcajadas, mantuvimos las típicas conversaciones transcendentales que mantienen los que se colocan, y luego reíamos de nuevo de esas conversaciones.
Decidimos fumarnos el último porro en la cama.
-Estás muy guapa hoy, hacía tiempo que no te reías así. (“Ni te imaginas”, pensé yo)
-Gracias cariño, últimamente he estado ocupada, ya sabes.
-Anda, ven y túmbate a mi lado.
Me metí en la cama casi tambaleando de un lado a otro (estaba my colocada). Él puso la luz tenue y me abrazó, colocando mi cabeza en su pecho. Me quedé dormida al instante, sin saber porqué, aquella situación me relajaba, ya no me ponía nerviosa. Me desperté en mitad de la noche notando sus manos acariciándome, sobándome los pechos, y notando su respiración agitada.
-Cariño, ya te he dicho que no me encuentro bien, ya me ha bajado la regla así que…
-Es extraño, he estado un buen rato tocándote el coño y es cierto que estaba húmedo, pero mis manos no se han enrojecido con tu regla.
-Claro, será por llevo un tampón-Dios, esto era la muerte-
-No he notado hilo alguno.
Acto seguido empezó a besarme, a magrearme, a lamerme las tetas…Intenté resistirme, pero sin éxito, Álex era imperativo y yo estaba demasiado cachonda así que me dejé hacer…
Seguimos besándonos, me agarraba del pelo, agarraba mi trasero con fuerza, succionaba mis pezones, lamió todo mi cuerpo, bajó hasta mi sexo, que chupó como un caramelito…Cuando no pude más, me abalancé sobre él, me metí su polla en la boca de inmediato (tenía la necesidad de quitarme el mono), me la metí hasta la garganta…
De pronto me dio la vuelta, me colocó boca arriba y empezó a follarme la boca. Yo le agarraba el trasero y se lo presionaba para que me la metiese más adentro, hasta la garganta. Me libré como pude, me puse encima de él y empecé a follármelo como una perra en celo, salvaje, ardiente…no podía parar de gemir, de arañarle el pecho.
Paraba, volvía a bajar hasta su polla y, de nuevo, se la succionaba hasta mi garganta. Volvía a penetrarme, esta vez, encima de él pero de espaldas. No era yo, parecía poseída por una ninfómana. Se incorporó y de nuevo cambiamos de postura. De nuevo estaba encima de él, pero esta vez él estaba incorporado. Estallé en un orgasmo al instante y cuando él estuvo a punto de correrse exlcamó:
-Sigue, Natalia, me corro…
No nos dijimos nada más, volví a fingir que dormía…¡Sabía que era yo!
Al día siguiente llegaba mi hermana y yo misma me ofrecí para ir a buscarla al aeropuerto. Una vez la vi, le dije “espera, no nos iremos aun, vamos a tomar un café aquí en el aeropuerto”.
-Bien, he cumplido mi parte del trato, es eso sin mencionar el favor a ciegas que te he hecho, es el momento de que me cuentes la verdad.
-Natalia, no hay ninguna verdad que contar, te conozco demasiado…
-¡Explícate!
-Hermanita, te conozco desde siempre, nos formamos juntas en el vientre de nuestra madre, nos criamos juntas y además de mi hermana eres mi amiga. Te conozco.
-¿Y eso qué tiene que ver con tu misterioso fin de semana?
-¿Lo has pasado bien?
-Sí, tengo cosas que contarte.
-No, no tienes nada que explicarme, por eso me fui. Adoro a Álex pero él no es de mi propiedad. Concibo el amor a mi manera y no de forma exclusiva. Lo que ha pasado tenía que pasar, lo he pasado estupendamente en un seminario, eso es todo…Te quiero y le quiero, no hay nada que contar…
-Yo también te quiero, la obra está casi terminada, me iré enseguida.
-No hay prisa ;-)
Nos fundimos en un abrazo y volvimos a casa.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Y ASÍ SON LAS COSAS...







Vacío y más vacío. Eso encuentro en todo lo que me rodea. Sólo encuentro un surco vacío para lo que la mayoría de mediocres llaman “vida”.  Mi enfado con el mundo resurge como un ave fénix y lucha contra mi positividad hasta que este segundo se siente vencido, agotado y sucumbe ante la puta realidad.
Muchos se preguntan en este momento “¿Dónde está mi Dios?” Yo simplemente me pregunto en qué habré fallado o hasta qué punto habré sido víctima de las circunstancias o, más bien, víctima de mí misma.
He sido mi peor enemiga en un momento de no retorno y mi aliciente ha desaparecido. Tanto que contar y tan pocas palabras para hacerlo me ahogan en un mar seco, porque ni llorar me sale. Lo intento, pero no lo consigo.

Ésta soy yo, quien entusiasma pero defrauda, quien no consigue sus metas soberbias, quien acepta sin conformarse y luego se lamenta…quien escribe sobre la vida y en realidad no sabe vivir, quien da lecciones de vida y no tiene ni puta idea de cómo afrontar la suya, a quien debes hacer caso pero jamás tomar como ejemplo.
Me ronda por la cabeza volver a levantarme, volver a fingir esa fuerza, volver a esa farsa pero ya estoy harta de fingir. Es gracioso, cuántos años esa palabra ronda por mi mente…fingir, fingir, FINGIR…
Siempre me he dicho que soy algo más, que soy diferente, pero mis esfuerzos por ser distinta no me hacen original, más bien todo lo contrario, todos nos esforzamos por ser distintos, y algunos conseguimos convertirnos en encantadores de serpientes, pero es tan efímero…

Y si sólo fuera eso, si sólo fuese eso, si no fuese nada más incluso encontraría una nostalgia exquisita en la desdicha, pero no…la cosa no empieza ni acaba con esto…

jueves, 17 de noviembre de 2011

LO QUE AINOHA ENTIENDE POR "RELACIONES TÓXICAS"








Relaciones a largo plazo maravillosas en las que todavía sigue viva la chispa, sí, ésas, ésas tan maravillosas de las que todo el mundo ha oído hablar pero nadie ha visto…Una cosa es cierta, en las películas, en los libros (es decir, en la puta imaginación de los autores) suena maravillosa.
Entonces decides tener una y, por supuesto, follar como leones, tener enanos y ser felices para siempre (como dice Michael Douglas en “Instinto Básico").  
Pasa el tiempo, y las leonas se han convertido en vacas que corren que se las pelan para empotrar el coño en la pared sin que el pobre toro tenga la más mínima posibilidad de penetrarlas.
Ayyy  pero si al menos fuera un toro diríamos que tiene algo de delito, pero es que el toro ya no es un toro, es un cerdo, y no precisamente de los que comen bellotas, porque su jamón ni es ibérico, ni se puede considerar del país.  A lo sumo se parece a una mortadela del día (barata, accesible, insípida y que mata el gusanillo en momentos de desesperación).
Lo de tener enanos...eso ya es otra cosa, porque claro, tus deseos iniciales, inconscientemente seguían una cronología natural, follar como leones y luego tener hijos, nunca las dos cosas combinadas (es decir, en el fondo lo sabías y no hiciste nada por impedirlo ¡Imbécil!).
Y claro, lo de ser  felices para siempre, parece que la gente no te ha entendido. Tú no te referías a ser feliz, tú te referías a estar cómodo, no tener demasiadas discusiones, ir de putas de vez en cuando y que los críos estuvieran bien educados. Pues resulta que para tan poco demanda hay muy poca oferta, porque ni eso te ha salido bien.
Tu mujer (igual que las vacas) empotra el coño contra la pared  cada vez que quieres follártela, tus hijos te toman por el pito del sereno y, por si podía pasar algo más, vas a visitar a tu putilla favorita y resulta que no está disponible porque ese día le ha venido la regla.
En conclusión chicos, la vida es bella y no hay que desperdiciarla ¿Alguien se lo cree?

martes, 25 de octubre de 2011

LO QUE GOLFA ESCRIBE EN HORAS DE TRABAJO






Estoy aburrido de escribir sobre sexo, hoy escribiré sobre sesos. Recuerdo cuando mi madre me decía “¡Come sesitos hijo de puta!”. Y total, cinco años comiendo sesos para esta mierda de cabeza.
Bien pensado, me gustaba más el hígado. Por lo menos hubiera tenido menos puntos para agarrar una cirrosis de caballo, debido a los lingotazos de whisky (del barato) que me arreo todas las noches para poder escribir bazofia como la que lees ahora.
Le doy vueltas a qué hubiera pensado mi madre si le hubiera dicho “Mamá ¿Sabes que tu hijo es un alcohólico que con cuarenta años padecerá cirrosis?
 Seguramente en vez de darme tantos sesos hubiera hecho hucha para ese jodido trasplante de hígado que llevo esperando más de tres años.
Y es que la vida es así de dura, Dios da pan a quien no tiene dientes y luego te viene la gente diciéndote “Que te quiten lo bailao” Y la cuestión es que encima no sé ni bailar. Recuerdo cuando hice aquel curso de bailes de salón, iba muy emocionado pensando que iba a salir hecho un Fred Aster, con una rubiaca impresionante colgando del brazo, pero la vida es así de perra. Fui sin pareja al evento y claro, os podéis imaginar. Una cincuentona cachonda a lo Madonna sin tanto ejercicio en el cuerpo, corrió hacia mí con los ojos fuera de las órbitas ,como si le fuera la vida en ello. Y yo, que soy hombre de pocas palabras (y encima borracho) dije: “Bueno, es rubia y colgará bastante de mi brazo, aunque sea a causa de sus veinte kilos de sobrepeso”.
Queridos amigos, os doy un consejo, si alguna vez tenéis un hijo, matadlo antes de que lo mate el alcohol.                              
Con la grata colaboración de Golfa

jueves, 13 de octubre de 2011

A NALA, EN EL RECUERD0

Se me hace raro pensar que no podré volver a verte. Es como si los seres queridos siempre estuvieran disponibles para ti, eternamente, inamovibles, hasta que un buen día las cosas cambian, sus cuerpecitos no responden y deciden irse. En ese momento piensas "¿Y qué coño pasa conmigo?"
Recuerdo la primera vez que te trajeron a casa, habían prometido traer una manada de cachorros, y te trajeron a ti, con un año. Cuando le pregunté a ese caradura dónde estaban los cachorros me dijo que ya los había regalado, y que "Ésta era la madre". Él tenía que mudarse, tenía que volver a casa de sus padres, donde no le permitían conservarte y sus palabras fueron muy claras: "Si no te la quedas ,le pondré una inyección".
Me mirabas y decidí dejarte en mi casa hasta que te encontrase otro lugar, me seguías por todas partes, no parabas de mirarme y paulatinamente fui acostumbrándome a ti, aunque seguía con mi idea de buscarte otro hogar. Y bien, el día llegó. Apareció una chica simpatiquísima muy interesada en ti. Tú la mirabas detrás de mí, no le hacías cara de buenos amigos y cuando agarró la correa para llevarte con ella empezaste a llorar.
Pasaron dos minutos desde que te habías marchado y el corazón me dio un vuelco, no sabía por qué pero aquello no podía ser, se llevaban una parte de mí, y dejaban una parte de ti en mi casa. Tú y yo no teníamos que separarnos ¿Verdad muñeca? Recuerdo que bajé las escaleras como un rayo y la chica que te había llevado con ella debió tomarme por loca cuando  le dije "Mira, lo siento pero no puedo, no te la puedes llevar". Me puso de vuelta y media (con razón) y se largó furiosa, pero nos dio igual. Acto seguido, dimos nuestro primer "paseo relajante-antiestrés".
A partir de ahí... cuántas cosas, alegrías, penas, pérdida de casa, rupturas, paseos, mimos, colegueo y puro amor.
Recuerdo como si fuera ayer cuando me separé y tenía que mudarme. No tenía dónde ir y no podía volver a casa de mi madre contigo ¡Por Dios, una Pit bull! Entonces arrendé un piso  de poco más de 30 metros, absolutamente deprimente y allí estuvimos juntitas las dos hasta que pude comprar una casa, donde pasamos muchos momentos felices.
Recuerdo tantas cosas, tantas. Como decía Cristina hoy, has  sido una gran amiga, una compañera, un apoyo y te has ido en mis brazos pequeña mía.
Muchos quisieran un final así, con caricias, calmantes para no sufrir, tener al lado a la persona en quien más confías. Tu mirada relajada y tranquila esperando el descanso, me llenaba de paz, tu corazoncito latiendo pausado me ayudaba. Hasta el último momento fuiste valiente, tranquila y te doy las gracias por ello…gracias por calmar mis lloros con tu paz. 
Muchos dicen que un perro no es más que un perro, qué pena me dan. Yo te recordaré como una de mis mejores amigas y si algo más puedo ofrecerte a estas alturas es el recuerdo, ya no por el hecho de que no pueda olvidarte, es que no quiero. Valió la pena conocerte Nala.

domingo, 28 de agosto de 2011

DIARIO DE UNA SUICIDA


Intento entenderme, lo procuro, lo busco y no hay forma. La muerte cobra cada vez más sentido al devolverme la esperanza de la huída, de desaparecer de un mundo hostil, extraño, raro
Sigo sin entenderme, también  yo soy hostil, extraña, rara, cambiante, voluble…obviamente la gente enloquece a mi lado, en el peor y más bajo de los sentidos. Enloquecen cuando se dan cuenta de que han colocado todas sus expectativas en un farsa, en algo que no es real, que no tiene vida propia, a quien realmente no pueden conocer ya que ¿Cómo voy a darme a conocer si no me conozco?
Me siento inmersa en un elenco oscuro, donde la materia gris de mi cerebro se ha apropiado de mi mielina, impidiendo mis conexiones neuronales para dejarme pensar con claridad, donde únicamente quedan surcos vacíos de lo un día pudo parecer una mente prometedora, hábil, con destreza.
Me voy perdiendo por momentos y todavía no hay un antídoto para esta locura, si lo hubiera, ya lo tendría en mis manos. Me pregunto qué será de mí en el futuro, del que hablo con frecuencia pero al que miro a los ojos pocas veces, por miedo ¿Estaré sola? ¿Estaré con mi amor? ¿Tendré un amor o simple y llanamente un compañero de vida? ¿Tendré descendencia?
Se me ocurren cientos de preguntas cuyas respuestas son inquietantes, qué digo respuestas en plural, cuando sólo hay una: NO LO SÉ. La paciencia ante la incertidumbre nunca ha sido mi fuerte , supongo que por ese motivo mi impulsividad ha crecido todos los días, y yo he ido alimentando al monstruo que ahora me devora.
Está claro, esto no puede durar, debo despedirme y no hay más que una salida. Debo mirar a la muerte a los ojos, abrazarla, follármela, dejarme invadir por donde ella quiera, permitir que desgarre mi garganta, mi vagina, que me muerda, me arañe e incluso me haga poner de rodillas si hace falta. Tengo que ser su esclava, únicamente lo conseguiré siendo su esclava, porque sin voluntad puedo ser capaz, de hecho ¿Para qué sirve una libertad mal gestionada, con la que no sabes qué hacer?
Ahora queda buscar el método, nada de escenas dantescas, nada de espectáculo, quiero irme con la dignidad con la que no he estado, pero tengo que pensar, la vida no es una novela de Shakespeare donde un fiel boticario me proporcionará una droga mortal.  La puta vida es otra cosa.
Miro a mi alrededor, buscando respuesta y todas las que hallo me producen pánico, he de admitir que le temo al dolor. Por otro lado, quizás fuese el dolor la única forma de entender antes de morir que aún quedaba algo de vida en mi cuerpo. Sí, posiblemente el dolor me haría sentir algo, lo que sea, que ya es más de lo que siento ahora.
Me miro en el espejo y pienso en algo que me agrade. La comida, el sexo, las drogas y en definitiva todos los placeres mundanos. El sexo podría ser una buena elección pero ¿Cómo morir follando? Lo único que se me ocurre es…¡Sí, ya lo tengo! La muerte por asfixia. Bien conocido es que la asfixia llega a provocar una relativamente rápida dependencia para alcanzar el orgasmo, que si se hace en repetidas ocasiones ya no puedes correrte sin sentir que te ahogas. Definitivamente es la mejor opción, morir con un orgasmo.
Busco clubs liberales, lugares donde encontrar sexo agresivo, la red parece poco fiable para mi propósito y finalmente, decido buscar ayuda en mi amiga Eva, una golfa alocada a quien le gusta experimentar con casi todo, una mujer escandalosa y perversamente pura. Le explico que ardo en deseos de experimentar nuevas sensaciones y he pensado en el sadomasoquismo como nuevo deleite. Está encantada de explicarme las maravillas de encontrar el punto de intersección entre el placer y el dolor y finalmente accede a conseguirme una invitación (es clienta vip de los mejores antros de la ciudad).Por supuesto, no conoce mi objetivo.
Quiero engancharme a la asfixia como una drogadicta, para que mi muerte me haga gozar como una nunca cuando me den mi dosis después de pasar un terrible síndrome de abstinencia, de modo que tendré que acudir varias veces. La primera iremos juntas, mi ángel de la muerte y yo.  Quedamos en su casa ¡Madre mía, está espectacular! “Voy a tunearte nena”, me dice. Yo asiento sonriendo y me siento, me dejo hacer. Eva me tunea por fuera, con sombras oscuras en los ojos y carmín en mi boca. Me viste con un mono de látex con “fáciles aberturas” y unas botas que estilizan mi figura. Por dentro nos tuneamos con éxtasis. La noche promete.
Llegamos al local, la clandestinidad me excita  y el éxtasis también. Me gustan las personas con antifaces, tienen un aire misterioso, macabro, impetuoso. Aparecen dos mujeres que sonríen a Eva  y a continuación ella sonríe y asiente ¿Era un permiso o algo así? Cada una me agarra una mano para después colocar las manos detrás de mi espalda y ponerme contra la pared. Una de ellas me pregunta:
-¿Qué buscas? ¿Sumisión? ¿A qué nivel?-Pregunta mientras ha abierto cremalleras algunas cremalleras de mi mono de látex y me acaricia suavemente el cuello-
-Quiero iniciarme asfixiándome mientras alcanzo el orgasmo, quiero ir adentrándome poco a poco, disfrutarlo.
-Está bien,  de modo que eres sumisa. Hoy te iniciaremos. Bienvenida…-dice mientras me da una fuerte palmada en el culo-
Sigo de espaldas, mientras me colocan algo en la boca que me impide hablar, la chica que me hablaba me acaricia todo el cuerpo, de forma que me estremezco. La última cremallera que queda por desabrochar es una gran redonda en el pubis, toda mi vagina y mi trasero quedarían descubiertas. Y la desabrocha. Acto seguido empiezo a ser embestida, supongo que  se habrá puesto un arnés para follare, pero no. Cuando me doy la vuelta encuentro a un hombre con máscara, fuerte, muy fuerte. Me engancha del cuello y empiezo a sentirme mareada, supongo que la falta de oxígeno mezclada con el éxtasis dan ese resultado. No es desagradable, incluso podría decir que me gusta.
Empiezo a sentirme débil y el hecho me provoca un paradógico placer. Sé que quería esperar, pero no puedo prolongarlo, quiero que sea ahora. Finjo fuerza con la destreza de una gran actriz, sé que si sigue asfixiándome no lo soportaré ya que, a juzgar por cómo maneja su fuerza (excesivamente) es un aficionado que puede fallar en cualquier momento, en MI MOMENTO.
Él sigue detrás de mí, penetrándome con la intensidad de una taladradora y cuando veo que son óptimas las fuerzas puedo fingir para pronunciar palabra, me giro, le lanzo una mirada desafiante y le digo “¡Más, jódeme más, ahógame más! Y así lo hace mi segundo ángel. El éxtasis vuelve a subir a mi cabeza, se me nubla la vista, sonrío. Eva me mira, confusa, no sabe si me gusta y yo la miro sonriendo y le levanto el pulgar, la quiero, ella lo sabe, yo lo sé. Cuando soy consciente de que voy a echar mi último aliento siento estallar mi clítoris, me corro…y ya no veo nada más. Todo queda en paz. Me voy, no sé dónde, pero me voy.

miércoles, 17 de agosto de 2011

YO, YO MISMA Y AINOHA






Son las 5 am y no puedo dormir. Me ha despertado un calor sofocante que ha encendido el fuego que llevo dentro, ese que no se apaga ni con el aire acondicionado.
Voy a tomar un vaso de zumo bien frío. Tal vez refrescándome un poco pueda volver a mi plácido sueño.
Bien, parece funcionar unos minutos. Me entra el sueño y  vuelvo a la cama, pero la tranquilidad no dura. Vuelvo a despertar, esta vez el calor se encuentra entre mis piernas, igual que la humedad que ha empapado las sábanas, debería levantarme a cambiarlas, pero el caso es que el olor, la textura y la propia humedad me están excitando demasiado.
Miro hacia  arriba. Sabía que hice bien mandando a colocar el espejo justo encima de la cama (Me encanta ver los traseros de mis amantes de mis amantes empujandoentrando y saliendo). Ahora la visión es algo distinta. Soy sólo yo, la imagen fielmente reflejada de una chica morena, con el pelo largo, delgada, grandes pechos y cubierta con un camisón corto de color blanco. Casi angelical, pero endemoniadamente excitada.
Me gusta mirarme, doy vueltas de un lado a otro de la cama, sin perderme de vista en el espejo. Hago posturitas, me chupo los dedos, imagino a un espectador ¿Le gustaría el espectáculo? Hoy no lo necesito, soy  la protagonista y la espectadora. Me basto y me sobro. Me encanta ver cómo se marcan mis pezones en el camisón blanco, de modo que empiezo a jugar con mis pechos. Saco uno, escondo el otro y hay un momento, en una posición determinada, donde decido comenzar la ejecución.
Estoy tumbada, boca arriba, la mirada continúa clavada en el espejo. Mi camisón sobre cubre hasta mi cintura, dejando ver mi ombligo. Mi tanga, blanco a juego con el camisón se adivina mojado. Tengo un tirante caído deslizándose por mi hombro izquierdo, mi pecho izquierdo está fuera del camisón, y el derecho, cubierto, con su tirante perfectamente colocado. Tengo las piernas ligeramente abiertas y no puedo evitar contonearme un poco.
Empiezo a jugar con mis tetas, a acariciarlas, lamerlas,  mirándolas de forma lasciva como si no fuesen mías. Siento una súplica que viene de más abajo. Sin duda, mi vagina me está pidiendo atención directa. Mis manos se deslizan por mi vientre, bajando despacio, torturándome, tocando primero las ingles, autoengañándome, fingiendo que mis manos irán desde las ingles directamente a mi vagina, pero no, es una trampa. Vuelven a mis pechos.
¡Vaya! No había reparado en el espejito que tengo justo al lado de mi cama (en el lado derecho). Se me ocurre prestarle atención. Saco un vibrador de la mesilla de noche, le coloco un preservativo con la boca (por supuesto, mirándome en el espejo) y  lo coloco en la cama, encima de un cojín. Me coloco justo encima, más bien acomodo mi coño justo encima del vibrador y empiezo a frotarme con el.
En ese momento me encanta tener el espejo de al lado, donde emulo una follada salvaje y bestial. Presiono en vibrador, presiono hasta el cojín, me restregó con tantas ganas como cuando era una jovencita que practicaba peeting.
Siento que estoy a punto de correrme, pero no, no permitiré que la fiesta acabe, no ha hecho más que empezar.
Me acomodo mirando nuevamente hacia arriba, dejo el vibrador, abro mis piernas y empiezo a jugar con mis dedos, acariciando mi vagina con ellos, introduciéndolos, sacándolos, chupándolos, oliéndolos. Mientras juego con una mano en mi vagina, la otra se ocupa de mis tetas, prologando así la erección de mis pezones, llevándomelos a la boca…
Mis dedos siguen entrando y saliendo sin parar y, casi sin quererlo, estallo de placer, no puedo controlar mis gemidos, me corro, me corro como una perra en celo. Uffffffffffffff, me digo a mí misma, ha sido increíble muñeca.
Miro el reloj. Son las 7am, hora de ir a trabajar.
Me doy una ducha y salgo rápido de casa. No me gusta llegar tarde.
·         Buenos días Ainoha –me saluda mi compañera de trabajo- ¿Qué tal la mañana?
·         Buenos días Eva, bueno, he de reconocer que movidita…    ;-)