sábado, 17 de diciembre de 2011

YO, MEZQUINA




Buenos días, me presento: Soy una auténtica y vulgar mezquina.
Soy mezquina cuando pienso, soy, ante todo mezquina instintivamente cuando siento y, lo más preocupante es que empiezo a ser mezquina, cínica y prepotente cuando me expreso.
Nací y me crié en el seno de una familia analfabeta funcional, adjetivo que puedo atribuirme hasta la edad de unos ocho o nueve años.
Lo recuerdo como si fuera ayer. Había días, en el colegio, cuando era pequeña en que no cesaban las críticas de los profesores hacia mi persona "Habla bien" "Escribe bien" "Las expresiones que utilizas con incorrectas" "Ningún niño habla tan mal en el aula"...La sensación era dolorosa, me causaba rabia e impotencia.
Odiaba a quienes me increpaban, supongo que porque me sentía inferior a ellos; odiaba a mi familia por haberme hecho como era. Tal vez suene extraño pero en el fondo me odiaba también a mí misma, tanto por mis limitaciones como por odiarles a ellos.
Un buen día lo decidí, así de crudo…Tenía 9 años y debía decidir, y era de parte de los profesores de quienes me pondría, lo que supondría, obviamente inhabilitar a mi familia para tener en cuenta cualquier tipo de opinión que me diesen. Dejé de valorarlo y me centré en ser lo que soy, unos veinte años después.
Ahora soy una persona competente, ambiciosa, con un buen currículo académico, no soporto las faltas de ortografía, no soporto que alguien se exprese mal (puedo afirmar que automáticamente me deserotiza), no soporto las redundancias. No soporto, no soporto, no soporto...en eso me he convertido. En una especialista en no  tolerar, en alguien que tiene sentimientos negativos cuando considera que alguien es inferior (infraseres, les llamo) en cualquier aspecto. Y no me justifico, no tengo perdón. Soy consciente.
Tengo muy claros ciertos ítems y cualquiera debe cumplirlos para entrar en mi vida, incluso para meterse entre mis bragas, hasta que un buen día me digo: "De acuerdo, filtras hasta que puedes soportar algo, pero, el hecho de soportar algo, que no te ponga de los nervios, que reúna todos los ítems que creías necesarios ¿Eres feliz?".
Triste y jodidamente la respuesta es "NO". Yo tengo muchas cosas, pero no vibro. Siento, es cierto, siento, quiero, tomo cariño, doy abrazos...pero no vibro. Puede que sea la típica etapa de la mujer que está cerca de los treinta y empieza a plantearse todo que ha hecho en su vida y, sobretodo, lo que no ha hecho. Pero el caso es que nunca le había dado importancia al hecho de no vibrar, hasta ahora.
Esa idea retumba y retumba en mi cabeza sin dejarme pensar en otra cosa, sin dejar que me concentre. Y lo busco, admito que lo busco sin cesar, pero no lo encuentro. Puedo finjir engañarme idolatrando a la gente que me empeño en que me interese, pero no sé que, en el fondo, muy fondo, que no me harían vibrar. Quizá sí sexualmente, pero no sonaría música de fondo, no sentiría mariposas y, lo más importante, podría follarme sus cuerpos, pero no sus mentes. Quizás yo sea eso, una follamentes.
Ahora exijo un poco más. Ya no sólo quiero que reúnan mis ítems impuestos, quiero que no sean mediocres, emocionalmente hablando, quiero que sean soberbios, que tengan una visión sobre el mundo que me sorprenda, que admire...como el pobre lector (al que sé que le estoy dando la brasa) se habrá dado cuenta, no tengo ni idea de lo que quiero.
Una cosa es cierta, cada vez tengo más claro lo que no quiero, y es dejar de ser una mezquina.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL NOVIO DE MI HERMANA











Me parece degradante, asqueroso, indigno, propio de una traición…puede que por eso acabase tan sumamente excitada porque, haciendo honor al gran Woody Allen, el sexo es sucio si se hace bien.
Por obras en mi casa tuve que mudarme un par de meses a casa de mi hermana Mila, alguien especial para mí, con quien mantengo una magnífica relación. Ella vive con su novio, Álex, un chico imprevisible, descarado, no demasiado cordial, pero, al fin y al cabo, buena gente y atractivo.
Los días transcurrieron con normalidad, intentaba no molestar, me levantaba con el mayor silencio posible, desayunaba fuera de casa e iba a la oficina. Volvía antes de la hora de cenar y ése era el momento en que disfrutábamos de la cena los tres mientras charlábamos.
No sabría decir lo que pasaba, pero casi sin darme cuenta, mi relación con Álex se fue volviendo más agradable. Hablábamos de muchas cosas, un día vino a buscarme a la oficina…en fin, tengo que admitir que, puede que inconscientemente, empecé a arreglarme más…sigo diciéndolo…no sabría definirlo.
Miradas, sonrisas, largas conversaciones hasta las tantas de la madrugada, mis pijamas cada vez más pequeños y aquellas largas noches deslizando mis manos por todo mi cuerpo imaginando que eran las suyas. Empezó a excitarme, y debo admitir que el hecho de que fuese el novio de mi hermana, aunque lo sabía perverso, me ponía cachonda hasta puntos inimaginables.
Empecé a masturbarme con frecuencia, prácticamente todos los días pensando  en lo que podría suceder, pensando en besar tu boca, su cuello, dirigir sus manos para que agarrase con fuerza mis pechos…pensaba incluso en él follando con mi hermana y aquello también me excitaba.
Un día mi hermana me llamó por teléfono y quedamos para comer  cerca de mi trabajo.”Tengo algo urgente que comentarte y debe ser a solas”, me dijo.
 Tenía planeado irse un fin de semana fuera (no quiso especificarme el motivo) pero sí me pidió un enorme favor. Álex no debía enterarse de que era ella quien se iba, tenía que pensar que quien se iba era yo ¡Claro, he olvidado especificar que mi hermana y yo somos gemelas y además sin distinción alguna físicamente! Las dos somos morenas, ojos marrones, ambas somos delgadas, tenemos grandes pechos…todo igual, incluso el mismo corte de pelo, aunque con distinto peinado, nada que no tuviese arreglo.
La conversación se produjo más o menos de la siguiente manera:
-Natalia, tienes que hacerlo, por favor, no preguntes.
-¿Y cómo coño quieres que finja ser tú? No sé cómo os comportáis el uno con el otro a solas…¿Pero qué quieres, que me lo acabe montando con tu novio o qué?
-Tranquila, no me voy hasta la semana que viene y te diré todo lo que tienes que saber. Cuando me vaya, supuestamente te habrá venido la regla, estarás rara y no tendrás ganas de sexo. Álex es sumamente comprensivo con eso, no habrá ningún problema. Además, puede ser divertido.
-Mila…es que no me veo capaz, puedes explicarme cosas en una semana pero no soy tú, no me comporto exactamente igual que tú…
-No me jodas, nadie notaría la diferencia, ni siquiera él, andaaa por favorrrrrrrrr.
-Está bien, cuando vuelvas me lo contarás todo, me dirás dónde has estado y por qué me estás metiendo en esto. Ése es el trato, dejando aparte que me debes un favor enorme.
-Acepto, es justo, cuando vuelva te lo contaré todo y, por descontado, te debo una hermanita. Lo primero que tienes que hacer cuando me vaya es ir a la peluquería…
En fin, me dejé liar por ella, no sé si por hacerle el favor o por hacerme la ilusión de ser la novia de Álex durante un fin de semana…Por suerte, lo sabía todo sobre mi hermana: sus gustos, preferencias, carácter, temperamento, manías…Por desgracia, a quien no conocía tan bien era a Álex, a quien se suponía que debía conocer perfectamente para interpretar ser su pareja, y más en fin de semana, que es cuando no se trabaja. “Que sea lo que Dios quiera”, pensé.
A lo largo de la semana estudié rigurosamente a Álex, su carácter, su forma de moverse…mi hermana me explicó meticulosamente  todo lo que debía saber.
Por fin llegó el día y mi hermana, haciéndose pasar por mí con una gran destreza, fingió irse un fin de semana con unas amigas a una casa de campo. Mientras Álex pensó que me acompañaba al aeropuerto yo no dejaba de caminar de un lado para otro, con esos jodidos tacones de Mila, esa ropa provocativa una talla por debajo de la nuestra…Y volvió a casa:
-Hola cariño ¿Cómo estás?
-Bueno…no demasiado bien, creo que va a bajarme la regla…ya sabes que no me pongo demasiado bien en estos días.
-¿Te preparo la infusión que te calma el dolor?
-¡Claro, muchas gracias amor! –le dije – Joder, odio esas malditas infusiones que toma Mila, empezamos bien…
-Mientras me preparas la infusión pondré pasta a hervir e iré preparando la cena.
-Genial ¿Me la haces con esa salsita que tanto me gusta?
-Claro cariño, pensaba hacerlo (lo tenía perfectamente grabado en la cabeza, Mila no obvió detalle) ¿Una copa de vino tinto mientras tanto?
-Sí…¿Qué te parece si nos ponemos un poco a tono esta noche?
-Mi amor…con la regla…no creo que me siente muy bien.
-Venga, sólo una copa de vino y un poco de Marihuana…(De puta madre…el vino aun puedo soportarlo pero como fume hierba acabaré colocadísima, no suelo fumarla…siempre le dije a Mila que dejase esa mierda…)
-Está bien cariño, pero sólo eso.
Alex fue a darse una ducha y pude tirar por el fregadero esa asquerosa infusión (un problema menos). Preparé la receta lo mejor que pude, puse la mesa exactamente como lo hace mi hermana, exactamente igual que mi madre.
Cuando volvió al comedor, la cena estaba lista y la serví, lo que no esperaba es que me soltase un beso de tornillo antes de sentarse. Por un instante parecía que mis bragas hubieran saltado del río Nilo directamente a mi vagina…pero mantuve la compostura. La cabrona de mi hermana me dijo que cuando ella tenía la regla él ni se le acercaba porque sabía que estaba irascible. No lo entendí, pero repito, mantuve la compostura.
Acabamos la cena, mi hermana nunca cena con vino, prefiere el agua, más bien le gusta tomarse una copa de vino después de cenar mientras se coloca con esa hierba de los cojones, así que eso debía hacer yo. Y así lo hice.
-Ven cariño, te dolerá la tripa, deja de hace un masajito, túmbate sobre mí e intentaré relajarte.
-Oh, no es necesario, puedo hacerme un masaje en círculos por la barriga, vienes cansado, no te molestes.
-Sabes que no me molesta, ven aquí tonta.
-Está bien
Empezó a masajearme la barriga, lo cual no calmaba un dolor que no tenía, más bien me calentaba más y más por momentos.
Cuando empecé a relajarme, meditar y pensar que sólo era un masaje, se produjo un imprevisto: colocó las manos en mis pechos. “Pues no parece que los tengas hinchados cariño, normalmente se te ponen enormes cuando te viene la regla ¿Te duelen”.
“Oh no, para nada, esta vez por suerte no me duelen” le contesté casi teblando “lo que es cierto es que me molesta un poco, por sí solas no me duelen pero si me las tocas me molesta un poco”. Perfecto, siguió con la tripa.
-¿Otro porro nena?
-¿Otro cariño?
-Venga…uno más…
-No, no me apetece demasiado.
-Venga, uno a medias.
-Está bien, pero no más.
Mientras él preparaba el porro fui al baño a llamar a mi hermana:
-¡Joder! Respeta que estás irascible…ya me he dado cuenta con el morreo que me ha soltado.
-¿Cómo? Jajaja
-Punto uno, no te rías. Punto dos, he estado a punto de tener que tomar esas jodidas infusiones que te van bien para la regla y que yo odio, por suerte he podido tirarla por el fregadero. Punto tres, me está masajeando la tripa, ya que por lo visto, a ti te encanta que él lo haga. Punto cuatro, me ha tocado las tetas para comprobar si estaban más hinchadas con la regla y se ha dado cuenta de que no…Punto cinco, estoy fumando porros para parecer tú ¡Joder, te he dicho mil veces que dejes esa mierda!
-Lo siento hermanita, jajajaja….ejem…lo siento…Haz exactamente lo que yo te diga.  Acábate el porrito y dile que te ha venido un sueño espantoso, que no te encuentras bien y deseas ir a la cama, tómate una pastilla para dormir.
-¿También tengo que meterme tus asquerosas pastillas? Milaaaaaaaa… me encantas, pero no me gusta ser tú…
-¿Prefieres eso o follarte a mi marido?
-Las tomaré.
-De todos modos es extraño, te juro que no te mentí cuando te dije que Álex me deja a mi aire cuando tengo la regla.
-Lo que tú digas, te cuelgo antes de que note que tardo mucho.
Lo cierto es que mi hermana no se caracterizaba por mentir, de modo que algo extraño estaba sucediendo ¿Tenía Álex el fin de semana menos respetuoso y empático de su vida? Volví al salón.
Se había puesto cómodo, simplemente con una camiseta blanca de manga corta y unos bóxers…¡Madre mía!
-Ten cariño, con lo que has tardado me he fumado casi la mitad ¿Te encuentras bien?
-Pues no mucho, la verdad, me lo acabo y, si no te importa me voy a la cama. Me tomaré una diazepán a ver si me quedo dormida rápido. Quédate un rato aquí si quieres leyendo o viendo la tele. Enserio, no me importa.
-Deberías dejar esas pastillas (“eso digo yo”, pensé), pero esta noche no te diré nada porque te sientes mal. De todos modos iré contigo a la cama, estoy algo cansado.
-Ah, como quieras.
Me acabé el porro y colocada perdida me fui a la cama con Álex. Me tomé la dichosa pastilla en la cama y me dispuse a dormir de espaldas a él. Me abrazó por la espalda y colocó su cuerpo junto al mío. Podría afirmar que sólo con eso experimenté el momento más excitante de toda mi vida, al menos hasta entonces…
A las nueve de la mañana sonó el despertador. Le vi, le miré, estaba estupendo, sexi y morboso. Me hubiera puesto entre sus piernas y le hubiera despertado con una felación, pero de nuevo, me contuve…
Fui al baño y me masturbé pensando en ello, en haberle despertado chupándosela hasta que se corriese en mi boca…uffff…no necesité mucho tiempo para correrme.
Pasamos el día fuera, fuimos a dar un paseo por unos mercadillos por la mañana,  comimos en el restaurante favorito de mi hermana y por la tarde hicimos unas compras. La verdad es que fue un día más que agradable, me gustó cogerle de la mano, pero lo mejor era cuando se acercaba y me abrazaba por detrás…notaba su pene clavado en mi trasero y me sentía en estado de éxtasis.
Decidimos cenar algo ligero en casa, filete a la plancha y ensalada de tomate y queso fresco. Si he de ser sincera ese día prácticamente olvidé que debía aparentar encontrarme mal, ya que disfruté tanto de su compañía que no pude evitarlo, de modo que también disfrutamos de una entretenida y dinámica cena. Él se ofreció a fregar los platos y recoger la mesa, de modo que fui a la habitación de mi hermana para ponerme cómoda.
Cuando bajé, tenía preparadas dos copas de vina y un porro preparado. Ese día me importó menos…incluso me apetecía, no había pasado un día tenso. Tomé la copa de vino y  los porros vinieron uno tras otro, tas otro, tras otro. Mientras tanto, empezamos sentirnos bastante colocados, reímos a carcajadas, mantuvimos las típicas conversaciones transcendentales que mantienen los que se colocan, y luego reíamos de nuevo de esas conversaciones.
Decidimos fumarnos el último porro en la cama.
-Estás muy guapa hoy, hacía tiempo que no te reías así. (“Ni te imaginas”, pensé yo)
-Gracias cariño, últimamente he estado ocupada, ya sabes.
-Anda, ven y túmbate a mi lado.
Me metí en la cama casi tambaleando de un lado a otro (estaba my colocada). Él puso la luz tenue y me abrazó, colocando mi cabeza en su pecho. Me quedé dormida al instante, sin saber porqué, aquella situación me relajaba, ya no me ponía nerviosa. Me desperté en mitad de la noche notando sus manos acariciándome, sobándome los pechos, y notando su respiración agitada.
-Cariño, ya te he dicho que no me encuentro bien, ya me ha bajado la regla así que…
-Es extraño, he estado un buen rato tocándote el coño y es cierto que estaba húmedo, pero mis manos no se han enrojecido con tu regla.
-Claro, será por llevo un tampón-Dios, esto era la muerte-
-No he notado hilo alguno.
Acto seguido empezó a besarme, a magrearme, a lamerme las tetas…Intenté resistirme, pero sin éxito, Álex era imperativo y yo estaba demasiado cachonda así que me dejé hacer…
Seguimos besándonos, me agarraba del pelo, agarraba mi trasero con fuerza, succionaba mis pezones, lamió todo mi cuerpo, bajó hasta mi sexo, que chupó como un caramelito…Cuando no pude más, me abalancé sobre él, me metí su polla en la boca de inmediato (tenía la necesidad de quitarme el mono), me la metí hasta la garganta…
De pronto me dio la vuelta, me colocó boca arriba y empezó a follarme la boca. Yo le agarraba el trasero y se lo presionaba para que me la metiese más adentro, hasta la garganta. Me libré como pude, me puse encima de él y empecé a follármelo como una perra en celo, salvaje, ardiente…no podía parar de gemir, de arañarle el pecho.
Paraba, volvía a bajar hasta su polla y, de nuevo, se la succionaba hasta mi garganta. Volvía a penetrarme, esta vez, encima de él pero de espaldas. No era yo, parecía poseída por una ninfómana. Se incorporó y de nuevo cambiamos de postura. De nuevo estaba encima de él, pero esta vez él estaba incorporado. Estallé en un orgasmo al instante y cuando él estuvo a punto de correrse exlcamó:
-Sigue, Natalia, me corro…
No nos dijimos nada más, volví a fingir que dormía…¡Sabía que era yo!
Al día siguiente llegaba mi hermana y yo misma me ofrecí para ir a buscarla al aeropuerto. Una vez la vi, le dije “espera, no nos iremos aun, vamos a tomar un café aquí en el aeropuerto”.
-Bien, he cumplido mi parte del trato, es eso sin mencionar el favor a ciegas que te he hecho, es el momento de que me cuentes la verdad.
-Natalia, no hay ninguna verdad que contar, te conozco demasiado…
-¡Explícate!
-Hermanita, te conozco desde siempre, nos formamos juntas en el vientre de nuestra madre, nos criamos juntas y además de mi hermana eres mi amiga. Te conozco.
-¿Y eso qué tiene que ver con tu misterioso fin de semana?
-¿Lo has pasado bien?
-Sí, tengo cosas que contarte.
-No, no tienes nada que explicarme, por eso me fui. Adoro a Álex pero él no es de mi propiedad. Concibo el amor a mi manera y no de forma exclusiva. Lo que ha pasado tenía que pasar, lo he pasado estupendamente en un seminario, eso es todo…Te quiero y le quiero, no hay nada que contar…
-Yo también te quiero, la obra está casi terminada, me iré enseguida.
-No hay prisa ;-)
Nos fundimos en un abrazo y volvimos a casa.